22.7.06

Crónica de castas III

"para entender la sociedad de castas"... ¡Vaya que me oigo mamón!

Bueno... en estos términos, llegamos a la sociedad de la colonia en México, la Nueva España.

Con esta idea de la convivencia de las repúblicas indiana y española, y al grito de "Juntos pero no revueltos", es como se piensa este modelo donde los estratos raciales son también estratos de clase.
Así, los españoles peninsulares quedan hasta arriba de la escala social, luego los españoles americanos, los criollos. Ambos tenían derechos, obligaciones y prerrogativas distintos, marcados por la ley y firmados bajo consentimiento del Rey.

Luego de los criollos, seguían en derecho: los indios.
Sorprendente, luego de que nos han contado hasta el cansancio que los indios fueron los "vencidos". Pero los indios tenían derecho a tener negocios, e incluso tierras y servidumbre. La descendencia de Moctezuma era reconocida por su titulo nobiliario, e incluso, los descendientes de Moctezuma, protagonizaron vergonzantes andanzas en la misma España a donde iban a exigir al Rey pensiones y privilegios como parte de la realeza indiana. La corona española tiene un profundo respeto por la sociedad indígena y le concede derechos.
Los tlaxcaltecas, por ejemplo, son reconocidos como aliados en la conquista, Felipe II les nombra "el brazo armado" de la corona en América y se les permite tener sus formas de gobierno e incluso, sus apellidos pasan a formar parte de los linajes reconocidos por España. Se permite, incluso, que alguna capilla lleve el nombre de la advocación prehispánica, el caso de Santa María Tonantzintla.

Los negros y mulatos solo podían tener cofradías de oficios, cosa muy conveniente si tomamos en cuenta que la mayoría de ellos llegaba a tierras americanas como sirvientes. Algunos incluso heredaban las fortunas y hasta algunas prebendas propias de sus amos. Había casos de negros que, muerto el amo, heredaban parte o toda la fortuna, y paseaban en ostentosos carruajes, se movían en sociedad igual que cualquier peninsular. Sin problema alguno, aunque: claro, había maledicencias, pero no había ninguna ley que les excluyera de ejercer estos derechos de tránsito.

Cosa curiosa: se habla mucho del complejo de inferioridad y del resentimiento del mexicano, pero parece ser que su parte más gruexa no se incuba ni en la dignidad del indio, que si bien se siente aplastado por la nueva sociedad, no se siente derrotado, pues a los indios los derrotó la viruela, y tampoco se incuba en el espíritu sobrado y desubicado de los españoles y criollos, no. El resentimiento del mexicano parece que gesta su parte más dolida en el mestizo: al ser una mezcla bastarda y emergente, no cuenta con grandes derechos, no puede hacer industria, ni empresa, no puede poseer ganado ni servidumbre, en fin, está incapacitado legalmente para tener relevancia alguna en la sociedad de la Nueva España. Es en la casta mestiza donde se gesta e incuba el espíritu derrotado y resentido del mexicano.

¿Los cargos de gobierno?
Desde luego, solo pueden ser ocupados por españoles peninsulares; y si son obispos: mejor.

2 comments:

KaozWolf said...

No sabia esa verdadera historia sobre los Indigenas... he vivido en el error tanto tiempo, y como siempre a lo largo del tiempo solo se benefician los a llegados al poder.

Francisco Eli said...

Jaja! Mestizos pendejos, hasta los negritos tenian mas privilegios que ellos.
Mendiga primaria no aprendi nada de esto en ella, a lo mejor y la dirigian mestizos derrotados