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17.11.10

1988. V y último.

Ya para no extenderme, y sospecho que aún me voy a extender otro cacho.

Además creo que no me he dado a entender del todo. A muchos probablemente esta retahíla de posts sobre el 88 no les parezca más que una monserga intragable... denme el avión, al fin es blog, que sirva de apunte y chance después salga algo chido de ésto. Y si no, que quede asentado.

El 5 de mayo de 1989

... muy presente tengo yo. Ese día, con el zócalo a reventar, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano fundó el Partido de la Revolución Democrática. Al principio los colores del partido iban a ser los mismos del PRI y de la bandera mexicana.

Este logo lo pongo apelando a mi memoria, no encontré alguno en la red y tuve qué hacer éste para documentar éste blog, en la página del PRD no se menciona en abslouto su orígen en el Frente Democrático Nacional.

La Comisión Federal Electoral lo rechazó, y al final quedó tal y como lo conocemos.


¿Y dónde quedó al final el rojo del socialismo o comunismo o de la izquierda?
¿y el nombre?

Ni siquiera se pensó en la palabra
Socialdemocracia

Lo que me deja la impersión de que el PRD se fundó en una brutal nostalgia de Cuauhtémoc Cárdenas por el PRI. Ese día, en el zócalo, todos los que gritábamos "Cuauh-té-moc, cuauh-té-moc" y que estábamos listos a la resistencia civil, a formar células y a dar una larga batalla nos quedamos fríos cuando Cuauhtémoc anunció la fundación de un partido.

¿Esas eran para él las
ÚLTIMAS
CONSECUENCIAS?

Quedó claro que esa trampa verbal era sólo eso:
una trampa verbal.
Las últimas consecuencias para quién. ¿Para aquellos indios que nos pedían comprar rifles y asaltar San Lázaro qué significaban las últimas consecuencias?... cada quién seguimos la corriente en base a nuestra idea de "últimas consecuencias". Para Cuauhtémoc Cárdenas las últimas consecuencias significaron defender sus curules, poner ahí a los Talamantes, a los Pablos Gómez, traerse a la escoria del PRI como Jesús Ortega, allegarse de gente que luego lo traicionaría como lo hizo AMLO, Bejarano y Carlos Imáz.

¿Y qué pasó con aquellas células que se estaban formando en nuestros barrios?

Fueron desarticuladas, se les abandonó y se les hizo a un lado. No se aprovecharon los liderazgos emergentes, los puestos a elección popular no surgieron de esas bases, fueron todos advenedizos seleccionados por la cúpula en base a intereses cupulares. Se rompió la democracia que va de abajo hacia arriba. Y otra frase retumbó nuevamente...

Váyanse a sus casas

Váyanse a sus casas, aquí mis compas políticos y yo vemos cómo nos repartimos lo que queda, ustedes vayanse, cuando haya elecciones de nuevo los mandamos llamar: para nosotros no son más que carne de urnas.

El Partido de la Revolución Democrática nació asesinando a la democracia

El PRD NO es un partido de izquierda, ese es un cuento que nos inventamos todos, es una mentira que nos hemos venido contando y que hemos terminado creyéndonos, nos lo creímos como en el cuento de Desde el Jardín. Cuauhtémoc Cárdenas nunca habló de izquierdas, sólo buscaba meterle un calambre al PRI y le estalló algo que lo rebasó y luego coptó en un partido político más. Cuauhtémoc es nuestro Chauncey Gardiner. De izquierda el PRD no tiene ya ni el nombre ni los colores. A lo más que propugnan sus más progresistas representantes es a la vuelta del nacionalismo burgués. Que además no esta mal: estoy de acuerdo con él en vista de que el país está tan derechizado que hasta lo rosa lo ve rojo, y lo apoyaría... de no ser que sus representantes no saben ni de lo que hablan.

13.9.10

1988. IV

¡One, two, three:
que chingue a su madre el PRI!

¡Three, two, one:
que chingue a su madre el PAN!


Los candidatos presidenciales Cuauhtémoc Cárdenas y Maquío, endurecieron sus discursos. Poco a poco ambos comenzaban a coincidir y los gestos de simpatía entre los partidarios de la "izquierda" y la "derecha" empezaron a alinearse frente a un enemigo común: el PRI. Las impugnaciones a la elección llovían a cántaros. Estas impugnaciones se llevaron a la Cámara de Diputados. Se trataba de que el pleno del congreso, por votación decidía qué casillas se iban a anular. Todos los opositores al PRI decidimos hacer un plantón frente al Palacio de San Lázaro para evitar que el PRI se saliera con la suya. La presión fue tal que abrieron el acceso al palco de la Cámara, donde por turnos pasábamos la gente del plantón a presenciar las impugnaciones.

Fuimos testigos del fraude, un fraude monumental.

La gente del Frente Democrático Nacional llegaba con urnas completas, llenas de votos a favor de Cuauhtémoc Cárdenas y que se habían encontrado en basureros. Costales y costales de boletas con voto a favor de Cuauhtémoc eran vaciadas enfrente de todos. En el momento en que se decidía votar si la votación de tal o cual casilla se aprobaba o se rechazaba todos los diputados del PRI votaban a favor de aprobar el resultado a favor de Carlos Salinas. Se estaban robando la elección en nuestras propias narices. Nada de ésto fue nformado por los medios, salvo por La Jornada. La radio, la TV y la prensa escrita guardaron silencio. Cuando salíamos de ver las sesiones sólo sentíamos rabia, furstración, coraje. Pensamos en tomar el Palacio Legislativo por asalto, vandalizar y tomar la cámara. Los miembros del Frente Democrático Nacional entonces salían a calmarnos. Frecuentemente Pablo Gómez y Aguilar Talamantes salían a tranquilizarnos y a decirnos que no nos alborotáramos, que ellos defenderían la votación desde sus puestos y sus curules. Empezábamos a sentirnos robados tambien por ellos.

Entre la gente que entraba a ver las sesiones había campesinos que venían de lejos a defender sus votos, y al ver que toda acción pacífica era completamente inútil se acercaban a nosotros y nos decían:

"Jóvenes, ustedes que están leídos dígannos qué hacer, la lucha ya no está allí adentro"

Recuerdo a un señor, un viejo, muy pobre, sus huaraches a punto de romperse y sacando un bulto envuelto por un paliacate nos decía:

"Ustedes dígan qué hacemos, si hay que comprar rifles, los compramos"

Y abría su bultito y eran antiguas monedas de plata que se notaba que habían estado enterradas o algo así. La verdad, yo sí sentí que se me caían los calzones. Las tanquetas del ejército ya estaban a unas cuadras, alrededor del metro Candelaria y otras por el metro San Lázaro. ¿Comprar armas, dónde?, ¿en Tepito con el lugar plagado de judiciales como siempre?. "Espérense, señor. Veamos qué dice Cuauhtémoc". No podíamos decir otra cosa. Había rumores de que algunos tipos morenos de gesto duro que estaban entre nosotros eran guerrilleros salvadoreños que podrían ayudarnos. ¿Cómo saber si era verdad o eran orejas de Gobernación? Y tenía rabia, pero tambien tenía miedo. Entonces surgió la trampa retórica del momento: en los mítines del Zócalo y de Monumento a la Revolución Cuauhtémoc Cárdenas nos arengó para calmarnos con la genial frase:

Defenderemos el voto
HASTA LAS ÚLTIMAS
CONSECUENCIAS


Todos aplaudimos. Espontáneamente, al final de cada manifestación surgieron las V de la Victoria y cantábamos el Himno Nacional. Ya después los politicos del PRD lo convirtieron en un cliché de nacionalismo chabacano. Todo estaba bien, el discurso renovaba la esperanza salvo un pequeño detalle: nadie preguntó lo que eran las ÚLTIMAS CONSECUENCIAS para el Ingeniero Cárdenas. Era obvio que "las últimas consecuencias" no eran las mismas para Cuauhtémoc, Pablo Gómez o Talamantes que para los campesinos dispuestos a tomar las armas y lanzarse a la neo-bola. Yo la verdad no sabía exactamente cuáles serían las últimas consecuencias. En los mitines de Maquío se empezaba a hablar de la "resistencia civil", muchos de los que no queríamos ni armas, pero que sabíamos que nuestros líderes nos engañaban empezamos a ver la propuesta de Maquío como una estrategia viable.



Hubo una foto en La Jornada que se volvió emblemática, eran dos novios, caminando abrazados sobre el zócalo mojado por la lluvia, uno llevaba una bandera del PAN y otra del FDN. No sé, llámenme cursi, pero sí sentí esa vez que no éramos un país roto.
En fin: ya lo pasado: pasado.
No he encontrado esa foto en internet,
creo que tendré que ir a la hemeroteca.

En los plantones estábamos la perrada, la plebe. Resistiendo. Y empezó a suceder algo que no olvidaré jamás. De repente llegaban los simpatizantes del PAN, en sus camionetas, a darnos víveres: agua y tortas, y a preguntarnos qué necesitábamos. Hasta pintura, brochas y metros de manta nos llevaban. Llegaban camionetas con cartulinas pegadas indicando que venían de la Ibero a ayudarnos en lo que fuera. Como los albañiles que éramos les tirábamos guarradas a las güeritas de la Ibero y ellas sonreían; no sé si fingían, pero en verdad empezó a gravitar la sensación de que las diferencias sociales se podían acortar. En lo personal, es la única vez que sentí que éste país podría ser un lugar mejor.

Cuando regresábamos a la oficinita del PMS en Neza tratábamos de intuir un "qué hacer" leyendo entre líneas lo que los políticos decían en los plantones, en los diarios. No es ser borrego, como muchos que nunca han estado en estas lides reprochan. Necesitábamos un rumbo, un punto hacia dónde dirigir el esfuerzo, una DIRECCIÓN. Pero nunca hubo una dirección. Sabíamos dos cosas:

1. Se venía una etapa de resitencia civil pacífica anunciada por Maquío y luego suscrita por Cuauhtémoc Cárdenas.

2. Los medios de información no nos iban a ayudar y era necesario informar a la gente.

¿Qué hacer?
Células

Nos empezamos a organizar como células para informar a la población, a la gente que por tener que ir a trabajar no estaba al tanto. Fabricamos volantes y convocamos a reuniones para informar y para aceptar la ayuda que se nos quisiera dar. Lo primero es estrellarte con la realidad y ver que la gente es más reacia a participar que lo que uno supone. "Ya pónganse a trabajar", nos decían las señoras en el tianguis cuando invitávamos a la gente a las juntas. Después del chingadazo a la moral que resulta que nadie te pele o que hace que no te oye cuando volanteas y gritas, o que si lo hace te acuse de acarreado, de vendido o pendejo, viene el asunto de que de todas maneras hay que organizar la junta.

Llegaron cinco personas.
Cuando se dieron cuenta que para "salvar al país" había que ponerse a trabajar y ponerle a la vaca para la tinta y el papel del mimeógrafo, pues... quedaron dos.

NO creo que en éste país vaya a cambiar nada por mera convicción.
O en todo caso, los dueños de la convicción deben tener una convicción a prueba de todo.

La verdad es que me pregunto...
¿de veras queremos cambiar?



.

23.7.10

1988. II

1. Sísifo en la montaña.

1.a La chamba de ser representante de casilla es ardua y tediosa. Se empieza muy temprano recibiendo el material y revisando que todo esté completo, se instala la casilla.

La urna embarazada
Consiste en que las urnas ya vienen llenas de votos en favor de un partido, cuando se recibe el material antes de abrir la casilla hay que vigilar que las urnas no vengan ya cargadas. Actualmente, para evitar que ésto suceda las casillas tienen ventanas transparentes y vienes plegadas, para armarse a la vista de todos.

1.b Sólo se nos dió una torta con una rebanada de jamón y una raja de chile y un Boing de aquellos de triangulito para comer en todo el día. Fuera de los que representábamos a los partidos políticos los demás funcionarios de casilla eran todos de filiación priísta, a ellos les traían comida y bebidas constantemente, incluso se turnaban para ausentarse y que se los llevaran a comer, las camionetas del municipio pasaban a preguntarles que necesitaban.

Operación tamal
Es simple, en las poblaciones muy jodidas se exhorta a la gente a votar por un partido a cambio de un atole y un tamal.

1.c Los representantes protestamos porque alegábamos que los funcionarios deberían transparentar todas sus actividades durante la jornada y que el ausentarse podría prestarse a malos manejos en otras casillas del Distrito Electoral, para evitar aquello del carrusel.

El carrusel
Consiste en que se compran votos a grupos de gente que se llevan a diversas casillas para depositar votos en fvor de un partido. Esto sucede en casillas donde hay poca o nula representación de otros partidos distintos al que organiza el carrusel. Para esto se necesita que nadie se de cuenta de la manipulacíon del padrón y del conteo de boletas. Se trata de evitar con la cosa del dedo pintado.

1.d A regañadientes accedieron y al final se logró anotar el incidente en las actas muy a regañadientes del Presidente de casilla, pero así era la cosa, en seguida me dí cuenta que el pésimo trato a los representantes de partido es para tratar de desalentarlos y abandonen el puesto de observadores o para que accedan a los favores que provea el Ayuntamiento para relajar el ambiente y se ablande el espíritu crítico en la casilla.

El ratón loco
Entre los intentos de frustrar al votante y hacerlo desistir de su intención de voto convirtiéndolo en abstencionismo se manipulan los padrones. El elector anda de casilla en casilla como ratón loco buscando en qué lista está. Al no encontrarse empadronado desiste y se va. Esto se trata de evitar con las credenciales de elector, que coinciden con el padrón, donde se consigna el domicilio y casilla correspondiente.

...

La chinga no acaba con el cierre de casilla, viene la otra: levantar la casilla y llevar a cabo el conteo y la entrega de documentos.

A pesar de que era obvio el colmillo de los priístas para amañar el conteo de votos el alud de votos a favor de Cuauhtémoc Cárdenas era imparable. El Frente Democrático Nacional, formado por diversos partidos, organizaciones populares y por los partidos de izquierda que acabaron adhiriéndose a la Corriente Democrática, arrasó la elección a razón de 2 a 1, por la presidencia. Las cámaras notaron por primera vez la presencia de la oposición aunque la votación siguió favoreciendo al PRI, que logró alcanzar una precaria mayoría que podría romperse en cualquier momento si el mismo PRI no lograba una disciplina monolítica. El Presidente y Secretario de casilla propusieron ir a dejar las urnas con los documentos del conteo al almacén donde se estaba recopilando el material electoral. No sé qué cara pondríamos los representantes de partido porque al vernos la cara agregó un "... pero si gustan acompañarnos". Al final 7 personas y tres urnas en un vochito fuimos a entregar las boletas a un local resguardado por el ejército. Nos entregaron nuestras copias de acta y cada quien se encaminó a su casa. Yo iba muy contento por la paliza propinada al PRI por parte del electorado mexicano, del cual en ese día me sentí parte con orgullo y mucha honra.

Fue la primera vez que votaba en mi vida y formaba parte de un ciudadano que no se sentía ni idiota, ni pendejo, ni ingenuo por ir a depositar su voto con confianza en un proceso electoral. Me sentía bien. De camino a mi casa pasaba a otras casillas a revisar los resultados: Cuauhtémoc Cárdenas era virtual Presidente de México.

La sorpresa fue cuando llegué a casa: en la televisión, en red nacional, el PRI celebraba en el Monumento a la Revolución la "contundente victoria" de Carlos Salinas de Gortari.

Esa misma noche, pero más tarde, ya en la madrugada, Manuel Bartlett Díaz anunciaría la "caída del sistema" de cómputo de la Comisión Federal Electoral. Esta "coincidencia" terminaría enardeciendo y poniendo en guardia a todo mundo que apoyara a Cuauhtémoc Cárdenas.

2. El laberinto de la soledad.

Era obvio que el aparato priísta ya tenía su monstruosa maquinaria institucional echada a andar. A esas horas de la noche había que hacer algo: en putiza tomé uno de los últimos chimecos del día y me dirigí a las oficinas del Ferrocarril. Al pasar por Palacio Municipal sólo había una camioneta con una televisión y un pequeño grupo de personas viendo las noticias.

En las oficinas del Ferrocarril solo había dos personas, que con los brazos cruzados, también veían la tele. Eran el vigilante y alguien más. ¿Dóde están todos?, les pregunté. No hay nadie, respondieron. Yo estaba francamente confundido. ¿Pero cómo de que no hay nadie?, nos están robando la elección y no hay nadie aquí, dije señalando a la tele que transmitía los festejos del PRI. No sabía que hacer, y menos qué hacer ante ese alzarse de hombros y ver el desmoronamiento del país como si se tratara de un partido de futbol... o quién sabe, quizá un clásico Chivas América tendría más emocionada a esta gente. Me senté a ver la tele con ellos. Trataba de preguntarles cosas, de obtener información, pero efectivamente, eran dos guardias: no sabían un carajo.

Unos momentos más tarde, llegaron dos personas más del mismo Ferrocarril, que eran algo importante en las oficinas del Distrito. Les expuse mi inquietud y les exhorté a que había que hacer algo: estaban de acuerdo. Una de ellas, de las personas, era una chica (A) que conocía la casa donde vivía el delegado del Ferrocarril en Neza; estaba de acuerdo conmigo; el vato (B) que la acompañaba, no estaba tan de acuerdo conmigo, es más, como que le dábamos hueva. Al final entre A y yo convencimos a B de ir a la casa del delegado para preguntar qué deberíamos hacer. B accedió a regañadientes, pero era evidente que ella (A) llevaba la batuta.

Llegamos a la casa del delegado, ya no recuerdo el nombre del tipo, pero sí recuerdo que resultó ser un expresidente municipal de Neza, del PRI, famoso como todos los del PRI, por ser parte de una casta caciquil y gandalla. Afuera de su casa había una patrulla del municipio custodiando la casa. Llamamos, A se identifictó por el interfon y nos hicieron pasar. Adentro la casa era una casa común y corriente de un comerciante de Neza. Barra de madera, salota, televisionsota, candiles, cortinas pesadas, luces ocres de mediana intensidad. Si bien no me pareció una casa opulenta, tampoco me parecía la casa de un exgobernador de un municipio famoso por ser parte del cinturón de miseria citadino. Quizá no era tan corrupto el tipo, quizá por eso decidió entrar al Ferrocarril... no sé.

Se nos hizo esperar, mirábamos la tele A, B y yo mientras bajaba el Licenciado. El Licenciado bajó. Estaba en mangas de camisa y bebía whisky, si bien no se notaba borracho no se le notaba muy activo ni inquieto frente a lo que sucedía en la tele. Tenemos qué hacer algo, nos están robando la elección, dije. Hubo silencio en la sala y todos miramos al delegado. No hemos recibido ninguna instrucción, dijo. Pero debemos hacer algo, espeté. Nos están robando la elección, en la tela ya dan como ganador a Salinas y yo no he visto una sola acta que le dé el triunfo. Tranquilos, muchachos, tenemos que esperar lo que digan la Dirección desde el Comité Ejecutivo, en cuanto nos llegen las órdenes ya haremos algo. Váyanse a sus casas.

Vayánse a sus casas
Fue la primera vez que escuché ésta frase que he oído repetidas veces.

Salimos de la casa del expriísta, expresidente municipal y ahora entonces metido a flamante dirigente del partido cardenista en Ciudad Neza. A y B trataron de tranquilizarme. ¿Ves? Mejor esperemos a que ellos nos llamen, ellos saben cómo está el pedo, cuando nos digan qué hacer jalamos con ellos y ya. Ya ni les dije nada, era obvio que ya se querían ir a dormir. Quise regresar a casa, pero en el trayecto pasé por Palacio Municipal. Alrededor de la camionetita con la televisión encendida ya no había tres pelagatos, ya eran fácil unas doscientas personas. Sin embargo era una bola de individuos desorganizados, todos emputados y todos como yo: buscando a alguien que les dijera algo: qué hacer, cómo actuar. Era obvio que allí, entre nosotros, no iba a surgir una idea brillante que nos organizara en un chasquear de dedos. Me acordé de una pinta del Partido Mexicano Socialista donde figuraba una dirección. Circulaban los últimos chimecos, tomé quizá el último de la noche, y me dirigí a la dirección que señalaba la pinta del PMS.

...

2. No somos uno, no somos diez...

Al llegar a la dirección indicada me encontré no con unas oficinas, era una casa común y corriente. Toqué a la puerta, me abrió una chica, me preguntó qué quería: le expliqué mi inquietud y en seguida me dejó entrar. Dentro había un ambiente febril, en un mimeógrafo tres personas trabajaban, una cortaba papel, otra imprimía y otra tecleaba a máquina unos stencils.

.

Para lo que no sepan qué es un miméografo:
Era un aparatito de éstos.
A máquina de escribir se perforaba una hoja de papel que se usaba como stencil para reproducir textos.
Los mimeógrafos eran frecuentes para imprimir volantes y en las escuelas, ésto antes de las fotocopiadoras... desde luego mucho más antes que las computadoras. Digo "mimeógrafo" y siento que invoco a la prehistoria.


Otros más preparaban mantas, con pintura vinílica y brochas escribían consignas y frases en metros de tela de manta que se usarían en las eventuales manifestaciones: era evidente que aquí sí estaban preparando una movilización social. Me emocioné, pregunté en qué podía ayudar. Unos ni me pelaron, y los que me pelaron se miraron entre sí: a decir verdad no había mucho espacio para mí, tenían sus tareas muy definidas y parecía que no hacía falta otro par de manos.

Ayúdanos a hacer las mantas, me dijo alguien, y fui a ayudarles. Ortografía aceptable y facilidad para la caligrafía de brocha gorda: les gustó cómo trabajé y me dejaron hacer las mantas de la noche, me preparaban la pintura y me escribían las consignas que se escribirían en ellas. Había dos colores: rojo y negro, los típicos de las huelgas. Pasamos toda la noche trabajando para a la mañana siguiente lanzarnos a sumarnos a una manifestación en el Zócalo, después se haría una marcha hacia la Secretaría de Gobernación, y remataríamos en Televisa.

No fue la única manifestación, hubo muchas manifestaciones más... y no, no conocí a ninguna linda chica activista; a decir verdad ahí en la célula estaban algo feítas; la más guapita ya era novia del líder del grupo, así que ni moverle.

...

.

11.7.10

1988

Este es el memorioso relato de mi experiencia en el movimiento de
1988

Antecedentes.


El PRI más que un partido es una coalición de cacicazgos. La estructura social del país es feudal, medieval, y el PRI es una especie de liga de caciques que finge ser un partido moderno, pero en el fondo es eso: una coalición de cacicazgos.

En esta coalición hay una serie de reglas no escritas que sustentan su organización y gobierno: éstas reglas no escritas no se escriben precisamente porque eso delataría al PRI como un corporativo muy alejado de la concepción moderna de partido, incluso de un partido de estado, como los de los países comunistas.

Si quieren profundizar, léanse este textito de Soledad Loaeza.
O éste muy bueno de Macario Schettino,
ambos nos ilustrarán sobre éste proceso dentro del PRI
que menciono aquí nomás de refiloncito.


He oído mencionar que una de esas reglas no escritas consiste en alternar gente de estos feudos en la silla presidencial; sin embargo, previo al Consenso de Washington y sus "reformas" estructurales, nuestra condición de patio trasero de los USA ya exigía cambios en el poder que marcaban rumbos alejados de las viejas "reglas no escritas". Creo que a partir de la suscesión presidencial de 1988 se empezó a dar una Guerra Sorda dentro del PRI que se mentiene hasta la fecha e incluso ha tomado como campo de batalla a otros partidos e instituciones y en general ha marcado los derroteros de la casta política nacional.

"Cacicazgos", "Patio Trasero", "Guerra Sorda", "casta política"...
No uso estos téminos de manera arbitraria ni con el afán de burlarme de nadie. Los uso deliberadamente y con la intención de buscar definciones más precisas para lo que quiero contar.


El Presidente Miguel de la Madrid es el arranque de la aplicación de las doctrinas neoliberales en México, a la que le estorban los cacicazgos tradicionales alineados en torno al PRI y al aparato de estado durante el siglo XX.



Para el neoliberalismo resultan estorbosos los feudos sindicales, el conglomerado de cacicazgos de toda ralea aglutinados en la CNOP y en general todos estos pactos de la casta política que ayudan a mantener al país lejos de la guerra civil y cerca de una funcionalidad que garantizaba la gobernabilidad y que ya había alcanzado sus últimos trechos de desarrollo. Pero este "cambio estructural" no iba a ser fácil, para rorientar al país a un modelo neoliberal hacía falta un cabrón hecho y derecho.

Hacía falta "modernizar" al país.


Siguiendo la tradición, Miguel De La Madrid elije a su sucesor, y para sorpresa de todos, pero sobre todo para sorpresa de la camarilla a la que le tocaba el turno a la silla presidencial, el sucesor, Carlos Salinas De Gortari no es más que un riguroso Secretario de Programación y Presupuesto, alumno de De La Madrid, quien le dió clases de Economía en la UNAM y que después fue formado en Harvard. Carlos Salinas no tiene una gran prosapia entre los cacicazgos tradicionales, y uno de los cacicazgos tradicionales dentro del PRI era aquel que detentaba el linaje de aquel PNR de Plutarco Elías Calles, del Tata Cárdenas, de Ávila Camacho, y que consideraba que el turno a la silla le tocaba a alguien como Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

El enojo de Cuauhtémoc Cárdenas fue mayúsculo y secundado por Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, dos personalidades emblemáticas del priísmo que darían profundidad al berrinche cardenista. Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio e Ifigenia con su gente se salen del PRI y deciden articular el Frente Democrático Nacional, denunciando la falta de democracia y el autoritarismo dentro del PRI.

¿Alguien dijo
"izquierda"?




La maestra Ifigenia Martínez hablando sobre el petróleo en los pasados debates en torno a las reformas petroleras.

El peso del apellido Cárdenas y una consigna irreprochable: democracia, hizo eco en una sociedad harta del autoritarismo priísta. En la medida en que Cuauhtémoc Cárdenas empezó su campaña para reunir bases para su Corriente Democrática (CN), la esperanza de un cambio creció de manera rápida y espectacular: empezó a gravitar la sencación generalizada de que era el tiempo de provocar ese cambio desde nosotros, los ciudadanos y con CCS al frente.

Cárdenas en la UNAM

Además del emergente movimiento popular que implicaba el crecimiento del CN también estaba Manuel J. Clouthier, un panista de Sinaloa, un político y empresario vehemente, dueño de una elocuencia que generaba simpatía e interés por sus planteamientos claros y lógicos. Por otro lado las manifestaciones de repudio hacia Carlos Salinas eran más que patentes y los rumores de estas manifestaciones se propagaban con rapidez.

Una de las anécdotas que escuché entre las señoras formadas para sacar la leche de la Conasupo decía que cuando Salinas fue a Ciudad Neza a hacer su mítin de campaña fue recibido por una lluvia de huevazos en cuanto bajó del autobús. Cuando el personal de seguridad logró calmar a las insurrectas madres de familia Carlos Salinas solo se asomó para gritar a la muchedumbre: "¡Hijos de la chingada: voy a ser su Presidente les guste o no!". El recibimiento contrastó con la efusiva acogida a Cárdenas y al escaso pero enjundioso evento de "Maquío" Clouthier. Salinas era el villano perfecto, y frente a él dos formidables contendientes.

Luego de las elecciones, Maquío y Cárdenas hiciernon frente común contra el evidente fraude electoral. La unión del PAN con las "izquerdas" para enfrentar al PRI en aquel entonces no era una broma de mal gusto.
...

El ambiente no podría ser más propicio, era generalizada la sensación de que algo importante estaba por ocurrir. Empezaba a surgir la necesidad de "hacer algo", de cooperar, de participar, de involucrarse en el momento.

En aquel tiempo, yo entrenaba Kung-Fu diariamente y diariamente recorría la Avenida Chimalhuacán. Había por todos lados paredes pintadas por todos los partidos políticos, todos anunciaban dónde estaban sus oficinas de base, pero la base más notable se encontraba justo sobre la misma Avenida Chimalhuacán y era la que pertenecía al Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, El Ferrocarril pa'los cuates, y era presidido a nivel nacional por Rafael Agular Talamantes. El Ferrocarril era antes el PST, un partido de izquierda pero considerado "paraestatal", un partido charro, pues, y que buscaba sacar provecho del apellido Cárdenas para allegarse de votantes.

Míster Rafael Agular Talamantes, líder de El Ferrocarril.
¿Qué habrá sido de éste cabrón, por cierto?

Un día decidí que efectivamente había que participar, y desconfiado como soy, enseguida pensé que el PRI haría fraude. Así decidí ser representante de casilla para, al menos desde mis posibilidades: vigilar los comicios. Sin embargo esos son cargos que se otorgan al azar a los ciudadanos, en aquel tiempo por la Comisión Federal Electoral presidida por Manuel Bartlett. Si yo quería mi lugar en la casilla tendría que ser representando a un partido. Me afilié al Ferrocarril y pedí vigilar los comicios. Lo demás fue asistir a los cursos de capacitación y estudiar lo que en aquellos tiempos era apenas un reglamento electoral. Y así, hasta el 6 de julio de 1988, día en que se celebraron los comicios.

El 6 de julio la gente acudió a votar como nunca más he vuelto a ver. La fila a ratos se extendía hasta media cuadra y nunca hubo un instante en que la casilla estuviera sola. El abstencionismo fue de un 10% en el padrón que nos tocó. En verdad que nunca, nunca en mi vida he vuelto a ver que la gente vote de esa manera.
...