1. Sísifo en la montaña.
1.a La chamba de ser representante de casilla es ardua y tediosa. Se empieza muy temprano recibiendo el material y revisando que todo esté completo, se instala la casilla.
1.a La chamba de ser representante de casilla es ardua y tediosa. Se empieza muy temprano recibiendo el material y revisando que todo esté completo, se instala la casilla.
La urna embarazada
Consiste en que las urnas ya vienen llenas de votos en favor de un partido, cuando se recibe el material antes de abrir la casilla hay que vigilar que las urnas no vengan ya cargadas. Actualmente, para evitar que ésto suceda las casillas tienen ventanas transparentes y vienes plegadas, para armarse a la vista de todos.
Consiste en que las urnas ya vienen llenas de votos en favor de un partido, cuando se recibe el material antes de abrir la casilla hay que vigilar que las urnas no vengan ya cargadas. Actualmente, para evitar que ésto suceda las casillas tienen ventanas transparentes y vienes plegadas, para armarse a la vista de todos.
1.b Sólo se nos dió una torta con una rebanada de jamón y una raja de chile y un Boing de aquellos de triangulito para comer en todo el día. Fuera de los que representábamos a los partidos políticos los demás funcionarios de casilla eran todos de filiación priísta, a ellos les traían comida y bebidas constantemente, incluso se turnaban para ausentarse y que se los llevaran a comer, las camionetas del municipio pasaban a preguntarles que necesitaban.
Operación tamal
Es simple, en las poblaciones muy jodidas se exhorta a la gente a votar por un partido a cambio de un atole y un tamal.
Es simple, en las poblaciones muy jodidas se exhorta a la gente a votar por un partido a cambio de un atole y un tamal.
1.c Los representantes protestamos porque alegábamos que los funcionarios deberían transparentar todas sus actividades durante la jornada y que el ausentarse podría prestarse a malos manejos en otras casillas del Distrito Electoral, para evitar aquello del carrusel.
El carrusel
Consiste en que se compran votos a grupos de gente que se llevan a diversas casillas para depositar votos en fvor de un partido. Esto sucede en casillas donde hay poca o nula representación de otros partidos distintos al que organiza el carrusel. Para esto se necesita que nadie se de cuenta de la manipulacíon del padrón y del conteo de boletas. Se trata de evitar con la cosa del dedo pintado.
Consiste en que se compran votos a grupos de gente que se llevan a diversas casillas para depositar votos en fvor de un partido. Esto sucede en casillas donde hay poca o nula representación de otros partidos distintos al que organiza el carrusel. Para esto se necesita que nadie se de cuenta de la manipulacíon del padrón y del conteo de boletas. Se trata de evitar con la cosa del dedo pintado.
1.d A regañadientes accedieron y al final se logró anotar el incidente en las actas muy a regañadientes del Presidente de casilla, pero así era la cosa, en seguida me dí cuenta que el pésimo trato a los representantes de partido es para tratar de desalentarlos y abandonen el puesto de observadores o para que accedan a los favores que provea el Ayuntamiento para relajar el ambiente y se ablande el espíritu crítico en la casilla.
El ratón loco
Entre los intentos de frustrar al votante y hacerlo desistir de su intención de voto convirtiéndolo en abstencionismo se manipulan los padrones. El elector anda de casilla en casilla como ratón loco buscando en qué lista está. Al no encontrarse empadronado desiste y se va. Esto se trata de evitar con las credenciales de elector, que coinciden con el padrón, donde se consigna el domicilio y casilla correspondiente.
Entre los intentos de frustrar al votante y hacerlo desistir de su intención de voto convirtiéndolo en abstencionismo se manipulan los padrones. El elector anda de casilla en casilla como ratón loco buscando en qué lista está. Al no encontrarse empadronado desiste y se va. Esto se trata de evitar con las credenciales de elector, que coinciden con el padrón, donde se consigna el domicilio y casilla correspondiente.
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La chinga no acaba con el cierre de casilla, viene la otra: levantar la casilla y llevar a cabo el conteo y la entrega de documentos.
A pesar de que era obvio el colmillo de los priístas para amañar el conteo de votos el alud de votos a favor de Cuauhtémoc Cárdenas era imparable. El Frente Democrático Nacional, formado por diversos partidos, organizaciones populares y por los partidos de izquierda que acabaron adhiriéndose a la Corriente Democrática, arrasó la elección a razón de 2 a 1, por la presidencia. Las cámaras notaron por primera vez la presencia de la oposición aunque la votación siguió favoreciendo al PRI, que logró alcanzar una precaria mayoría que podría romperse en cualquier momento si el mismo PRI no lograba una disciplina monolítica. El Presidente y Secretario de casilla propusieron ir a dejar las urnas con los documentos del conteo al almacén donde se estaba recopilando el material electoral. No sé qué cara pondríamos los representantes de partido porque al vernos la cara agregó un "... pero si gustan acompañarnos". Al final 7 personas y tres urnas en un vochito fuimos a entregar las boletas a un local resguardado por el ejército. Nos entregaron nuestras copias de acta y cada quien se encaminó a su casa. Yo iba muy contento por la paliza propinada al PRI por parte del electorado mexicano, del cual en ese día me sentí parte con orgullo y mucha honra.
Fue la primera vez que votaba en mi vida y formaba parte de un ciudadano que no se sentía ni idiota, ni pendejo, ni ingenuo por ir a depositar su voto con confianza en un proceso electoral. Me sentía bien. De camino a mi casa pasaba a otras casillas a revisar los resultados: Cuauhtémoc Cárdenas era virtual Presidente de México.
La sorpresa fue cuando llegué a casa: en la televisión, en red nacional, el PRI celebraba en el Monumento a la Revolución la "contundente victoria" de Carlos Salinas de Gortari.
Esa misma noche, pero más tarde, ya en la madrugada, Manuel Bartlett Díaz anunciaría la "caída del sistema" de cómputo de la Comisión Federal Electoral. Esta "coincidencia" terminaría enardeciendo y poniendo en guardia a todo mundo que apoyara a Cuauhtémoc Cárdenas.
2. El laberinto de la soledad.
Era obvio que el aparato priísta ya tenía su monstruosa maquinaria institucional echada a andar. A esas horas de la noche había que hacer algo: en putiza tomé uno de los últimos chimecos del día y me dirigí a las oficinas del Ferrocarril. Al pasar por Palacio Municipal sólo había una camioneta con una televisión y un pequeño grupo de personas viendo las noticias.
En las oficinas del Ferrocarril solo había dos personas, que con los brazos cruzados, también veían la tele. Eran el vigilante y alguien más. ¿Dóde están todos?, les pregunté. No hay nadie, respondieron. Yo estaba francamente confundido. ¿Pero cómo de que no hay nadie?, nos están robando la elección y no hay nadie aquí, dije señalando a la tele que transmitía los festejos del PRI. No sabía que hacer, y menos qué hacer ante ese alzarse de hombros y ver el desmoronamiento del país como si se tratara de un partido de futbol... o quién sabe, quizá un clásico Chivas América tendría más emocionada a esta gente. Me senté a ver la tele con ellos. Trataba de preguntarles cosas, de obtener información, pero efectivamente, eran dos guardias: no sabían un carajo.
Unos momentos más tarde, llegaron dos personas más del mismo Ferrocarril, que eran algo importante en las oficinas del Distrito. Les expuse mi inquietud y les exhorté a que había que hacer algo: estaban de acuerdo. Una de ellas, de las personas, era una chica (A) que conocía la casa donde vivía el delegado del Ferrocarril en Neza; estaba de acuerdo conmigo; el vato (B) que la acompañaba, no estaba tan de acuerdo conmigo, es más, como que le dábamos hueva. Al final entre A y yo convencimos a B de ir a la casa del delegado para preguntar qué deberíamos hacer. B accedió a regañadientes, pero era evidente que ella (A) llevaba la batuta.
Llegamos a la casa del delegado, ya no recuerdo el nombre del tipo, pero sí recuerdo que resultó ser un expresidente municipal de Neza, del PRI, famoso como todos los del PRI, por ser parte de una casta caciquil y gandalla. Afuera de su casa había una patrulla del municipio custodiando la casa. Llamamos, A se identifictó por el interfon y nos hicieron pasar. Adentro la casa era una casa común y corriente de un comerciante de Neza. Barra de madera, salota, televisionsota, candiles, cortinas pesadas, luces ocres de mediana intensidad. Si bien no me pareció una casa opulenta, tampoco me parecía la casa de un exgobernador de un municipio famoso por ser parte del cinturón de miseria citadino. Quizá no era tan corrupto el tipo, quizá por eso decidió entrar al Ferrocarril... no sé.
Se nos hizo esperar, mirábamos la tele A, B y yo mientras bajaba el Licenciado. El Licenciado bajó. Estaba en mangas de camisa y bebía whisky, si bien no se notaba borracho no se le notaba muy activo ni inquieto frente a lo que sucedía en la tele. Tenemos qué hacer algo, nos están robando la elección, dije. Hubo silencio en la sala y todos miramos al delegado. No hemos recibido ninguna instrucción, dijo. Pero debemos hacer algo, espeté. Nos están robando la elección, en la tela ya dan como ganador a Salinas y yo no he visto una sola acta que le dé el triunfo. Tranquilos, muchachos, tenemos que esperar lo que digan la Dirección desde el Comité Ejecutivo, en cuanto nos llegen las órdenes ya haremos algo. Váyanse a sus casas.
Vayánse a sus casas
Fue la primera vez que escuché ésta frase que he oído repetidas veces.
Fue la primera vez que escuché ésta frase que he oído repetidas veces.
Salimos de la casa del expriísta, expresidente municipal y ahora entonces metido a flamante dirigente del partido cardenista en Ciudad Neza. A y B trataron de tranquilizarme. ¿Ves? Mejor esperemos a que ellos nos llamen, ellos saben cómo está el pedo, cuando nos digan qué hacer jalamos con ellos y ya. Ya ni les dije nada, era obvio que ya se querían ir a dormir. Quise regresar a casa, pero en el trayecto pasé por Palacio Municipal. Alrededor de la camionetita con la televisión encendida ya no había tres pelagatos, ya eran fácil unas doscientas personas. Sin embargo era una bola de individuos desorganizados, todos emputados y todos como yo: buscando a alguien que les dijera algo: qué hacer, cómo actuar. Era obvio que allí, entre nosotros, no iba a surgir una idea brillante que nos organizara en un chasquear de dedos. Me acordé de una pinta del Partido Mexicano Socialista donde figuraba una dirección. Circulaban los últimos chimecos, tomé quizá el último de la noche, y me dirigí a la dirección que señalaba la pinta del PMS.
...
2. No somos uno, no somos diez...
Al llegar a la dirección indicada me encontré no con unas oficinas, era una casa común y corriente. Toqué a la puerta, me abrió una chica, me preguntó qué quería: le expliqué mi inquietud y en seguida me dejó entrar. Dentro había un ambiente febril, en un mimeógrafo tres personas trabajaban, una cortaba papel, otra imprimía y otra tecleaba a máquina unos stencils.
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Para lo que no sepan qué es un miméografo:
Era un aparatito de éstos.
A máquina de escribir se perforaba una hoja de papel que se usaba como stencil para reproducir textos.
Los mimeógrafos eran frecuentes para imprimir volantes y en las escuelas, ésto antes de las fotocopiadoras... desde luego mucho más antes que las computadoras. Digo "mimeógrafo" y siento que invoco a la prehistoria.
Para lo que no sepan qué es un miméografo:
Era un aparatito de éstos.
A máquina de escribir se perforaba una hoja de papel que se usaba como stencil para reproducir textos.
Los mimeógrafos eran frecuentes para imprimir volantes y en las escuelas, ésto antes de las fotocopiadoras... desde luego mucho más antes que las computadoras. Digo "mimeógrafo" y siento que invoco a la prehistoria.
Otros más preparaban mantas, con pintura vinílica y brochas escribían consignas y frases en metros de tela de manta que se usarían en las eventuales manifestaciones: era evidente que aquí sí estaban preparando una movilización social. Me emocioné, pregunté en qué podía ayudar. Unos ni me pelaron, y los que me pelaron se miraron entre sí: a decir verdad no había mucho espacio para mí, tenían sus tareas muy definidas y parecía que no hacía falta otro par de manos.
Ayúdanos a hacer las mantas, me dijo alguien, y fui a ayudarles. Ortografía aceptable y facilidad para la caligrafía de brocha gorda: les gustó cómo trabajé y me dejaron hacer las mantas de la noche, me preparaban la pintura y me escribían las consignas que se escribirían en ellas. Había dos colores: rojo y negro, los típicos de las huelgas. Pasamos toda la noche trabajando para a la mañana siguiente lanzarnos a sumarnos a una manifestación en el Zócalo, después se haría una marcha hacia la Secretaría de Gobernación, y remataríamos en Televisa.
No fue la única manifestación, hubo muchas manifestaciones más... y no, no conocí a ninguna linda chica activista; a decir verdad ahí en la célula estaban algo feítas; la más guapita ya era novia del líder del grupo, así que ni moverle.
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