Mi primer contacto con "las luchas" fue como el de todos los chiquillos de mi generación, por la tele. Y luego de que las prohibieran por la tele, pues por el cine. Dejaron de pasar por la televisión porque, según cuenta el rumor y casi leyenda urbana, un niño se mató haciendo un lance en casa tratando de imitar a los "amos del pancracio".
Por cierto, esta retórica épica de las luchas que alude a los luchadores como si fueran dioses o semidioses se le debe a El Mago Septién. Aún hay algunas películas de El Santo donde podemos disfrutar de su culta crónica. Aquí El Mago narrando una lucha en El Hijo de Huracán Ramírez.
Les recomiendo éste blog.
Mi héroe de infancia, desde luego 'El Santo, el enmascarado de plata'. Una vez 'El Santo' dió una exhibición para pubicitar un fraccionamiento llamado Ojo de Agua, por allá por los rumbos de Ecatepec o algo así. Me llevó mi padre y el lugar estaba abarrotado. Logré ver a mi ídolo gracias a que mi padre me llevaba sobre sus hombros, "de a caballito". Cuando 'El Santo' terminó su exhibición caminó entre la multitud abriendose paso entre los fanáticos que lo saludaban y querían tocarlo y saludarlo... y de pronto, 'El Santo' me miró, y me dió unas palmaditas en el cachete. No recuerdo nada más. Creo que estuve en extasis por un buen rato, y a juzgar por la cara de felicidad que pone mi viejo cuando se acuerda del momento, yo debí haberme sentido más que realizado a mis cinco años.
El SantoÍdolo de mi infancia
Aunque luego, ya mis héroes fueron otros
Blue Demon, por ejemplo...
Blue Demon empezó a ser mi héroe a partir de haber leído una biografía que editara Editorial Clío. Blue Demon fue un verdadero caballero, chapado a la antigua: si no han leído esa bio, léanla: recomandabilísima.
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En 1974 mi familia se mudó a Ciudad Neza. La iglesia del rumbo en ese entonces era una capillita con láminas de asbesto consagrada a La Vírgen de Guadalupe, y terminó llamándose La Lupita porque así le decía toda la gente. La Lupita, como todas las edificaciones fundadoras de Ciudad Neza en épocas de lluvia terminaba rodeada por una laguna y era necesario acceder a ella a través de puentes improvisados hechos de tablones, piedras y tabiques. La Lupita contaba con un dispensario médico que daba consultas gratis antes de que se edificaran las primeras clínicas del IMSS. Tanto el dispensario como la capilla se sostenían con las limosnas y los donativos del vecindario. Pero hubo un día en que la Lupita recibió un buen empujón, y pasó a ser de capilla a iglesia: un padre comenzó a construir la iglesia que imita en su forma a la Basílica de Guadalupe, pero los donativos dejaron de fluir, el padre fue cambiado de iglesia y la obra se detuvo hasta que llegó un nuevo cura que le dió un buen empujón y terminó la obra: el artífice de este "cúlmine" fue un padre jesuíta catalán: el Padre Aníbal. Lo de jesuíta catalán lo deduzco ahora ya adulto que conozco como operan los jesuítas con el pueblo llano y porque en el acento de los catalanes recuerdo al Padre Aníbal.
Lo primero que me gustaba del Padre Aníbal era su nombre: Aníbal, como el luchador. Lo segundo que me gustaba de Aníbal es que corría a las pinches ratas de iglesia que se la pasaban rezando y chismorreando. "¿Qué haces aquí, mujer? ¡Ya deja de rezar y vete a tu casa a atender a tu marido!". Es el único cura que recuerdo que vivió en el dispensario, no se veía que se clavara las limosnas y siempre estaba chambeando, incluso se le llegó a ver barriendo La Lupita en mangas de camisa. El Padre Aníbal tocaba el acordeón y cantaba. Era un tipazo el Padre Aníbal.
Ahora, volviendo al tema:
¿Con qué dinero logró el Padre Aníbal terminar La Lupita?
Organizando funciones de Lucha Libre.
En aquel tiempo mucha gente asistía a un gimnasio que se llama Azteca Budokan a entrenarse para luchador, y eventualmente el mismo Azteca Budokan organiza funciones de luchas los domingos. Los vecinos de La Lupita que entrenaban en ese establo se ofrecieron a dar las funciones de lucha libre en beneficio de La Lupita. Los albañiles de la obra construyeron el ring con tarimas para la cimbra, polines, tablones y mecate grueso. Alguien donó una lona raída, toda parchada, y vámonos... ¡a darse de costalazos todos los domingos!
Las Luchas de La Lupita se convirtieron en un ritual dominical ineludible. Mi madre nos daba morralla para que entre caída y caída aventáramos monedas al ring, y el sacristán recogía las "limosnas" en un bote. Aquello era de pocamadre. A meternos con los rudos, a mentarles la madre, a echarle porras al ídolo, y si se puede ayudale a ganar aventándole cosas al contrincante. No recuerdo que las cosas se hayan salido de control, salvo dos o tres ocasiones que los luchadores sí llegaban a calentarse y se empezaban a surtir de a de veras, las luchas siempre transurrieron en la normalidad de un teatro popular, bravero y catártico. El dispensario médico de La Lupita servía de vestidores y de hospital de primeros auxilios para los luchadores.
Uno de los ídolos, el mas popular era El Águila Dorada, un vato técnico de físico muy bien cuidado que gustaba mucho de los lances aéreos. No sé cómo se pondrían de acuerdo para los rollos de ver quién perdía las máscaras o las cabelleras, pero e chiste es que un día sucedió lo trágico: desde luego con marrullerías, el archienemigo de El Águila, aprovechandose de una madriza propinada al héroe con la venia de un referi alcahuete, le quitó la máscara sin importarle que lo descalificaran. La tragedia, y también la revelación... El Águila, nuestro ídolo trabajaba en una de las carnicerías del mercado. Sí, por un lado se rompió el encanto, eso es cierto: un mortal elevado a semidiós gracias a la identidad mítica que le proporcionaba la máscara, resultó ser un simple mortal: literalmente "un hijo de vecina". Pero pasado el shock se le perdonó al gladiador ser un simple carnicero. El Águila siguió luchando, pero sin máscara. Le pasó un poco como a 'Dos Caras', después de todo sin máscara tampoco era antipático.
Todos los días, saliendo de la primaria, con unos amigos pasabamos camino a casa atravesando el mercado. En la tortillería pedíamos una tortilla: qué eran tres tortilas para tres niños? Luego íbamos a la verdulería y pedíamos una hojita de pápalo, luego con el chicharronero y le taloneábamos unos cachitos de chicharrón. Al final con el taquero y le pedíamos salsa y salíamos con unos tacotes placeros bien surtidos... de puro talón! Durante esos días que El Águila recién había perdido la máscara, pasábamos a la carnicería y le gritábamos al carnicero: '¡Águila!'... y el carnicero nos saludaba o nos sonreía mientras despachaba los bisteces. Salíamos bien orgullosos con nuestros tacos: ¡No mames, me saludó El Águila! Con el tiempo volvió la cotidianeidad. Ya no era tan emocionante saludar a El Águila, y yo creo que también a él ya le estaba cagando que no lo dejáramos trabajar porque las últimas veces ya ni pelaba cuando le gritábamos: '¡Águila!'...
Al paso de un par de años se terminó de construir La Lupita. Para entonces ya el ring era de herrería y los costalazos ya se oían machín, no bofos como sobre las tarimas de cimbra. Tampoco había que suspender las luchas por los ventarrones que desataban verdaderas tormentas de arena... o bueno: sí, de vez en cuando... el chiste es que el atrio de La Lupita que alojaba al ring ya era de cemento y no de terracería. Se quisieron continuar las luchas, pero empezaron a hacerse las envidias. Terminada la obra, ya no había razón de aportar el dinero entre caída y caída, y antes de que comenzaran las suspicacias de que quién se queda con esa feria y qué se yo, el ring se desmanteló. No volvieron a haber luchas en La Lupita. El Padre Aníbal fue cambiado a otra iglesia. Y hoy todo aquello es recuerdo.
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Nunca he ido a las Luchas en la Arena Neza. Los que sí iban fueron mis hermanos con su padrino Joaquín, que gustaba de llenar la camioneta de escuincles los domingos y lanzarse a mentarle la madre a los rudos con toda la chamacada. En ese entonces ya las luchas no me interesaban, prefería ir a buscar libros viejos al tianguis dominical de San Juan.
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El tercer contacto con las luchas lo tuve en MTY, cuando estuve en el Studio F. Fuimos un par de veces a un estacionamiento ubicado en el Barrio Antiguo que se improvisaba como arena los fines de semana. Estaba chido porque además nos dejaban chelear. Al principio como que se sacaban de onda porque me levantaba a hacerla de pedo a los luchadores, pero ps de eso se trata, de formar parte del show. Las Luchas son teatro popular: el público también es un actor, y si el que está en el escenario no sabe domar al público, mal por él. Es como ir a la carpa y no intentar alburear al cómico o decirle guarradas a la bailarina... un día les contaré sobre el desaparecido Teatro Colonial, en Garibaldi.
En ese lugar, en el estacionamiento de MTY, conocí a 'Lola, La Sarapera', de Saltillo desde luego. Y a 'Diana, La Cazadora', que no estaba nada mal la canija: sí se antojaba echarse unas llaves con ella: "¡Aplícame el martinete, mamazota!"... una vez había unos transexuales en el público, y uno de ellos se la pasaba chingando al referi, de puto no lo bajaba. En una de esas el referi le dice: ¡Ya cállate, cabrón o bajo a agarrarte las chiches!... ¡pues órale!, le dice el puto y que se abre la camisa enseñando las chiches. No, pues el referi ya se iba bajando del ring cuando de pronto una de las luchadoras le surte un sillazo al cabrón. Todo el público: órale, pinche vieja: por qué le pegas?, y entonces la luchadora le grita al puto señalando al referi: ¡No mames, este buey es mi viejo!. Carcajada generalizada.
Nunca me agarré a putazos con un luchador, y no pienso hacerlo. Sí están pesados y como sea, sí entrenan: de un manazo sí me andan desgüilando, aunque sea de broma. De hecho, muchos de ellos tienen chambas de guaruras o golpeadores. O bueno, al menos eso he oído. Hay un café en la Colonia Juárez del que fuí asiduo por muchos años: el café de Gabi's. Allí iban a tomar café El Solar, el dueño de la tortería 'El Cuadrilátero', y el Coloso Colosetti, y de vez en cuando el Super Muñeco, y cuentan los chismes de café que el Colosetti era rompehuelgas cuando se armaron los chingadazos en la Tornell. En las Islas Marías había un vato que estaba por homicidio, mató a puñetazo limpio a un cabrón y entrenaba lucha libre, si bien no era luchador profesional. Escribió un cuento bien chingón donde un luchador llega a las Islas Marías y en el relato va intercalando escenas del homicidio. Le dije que me dejara adaptarlo a comic, pero el cabrón quería que le pagara derechos y no sé qué... nah, mejor me hice pendejo y preferí no volver a tocar el tema. No sé... la gente ve mi trabajo y piensa que me estoy haciendo rico... si supiera.
Ahí sí hay historias de luchadores que me gustaría contar.
¿Vieron The Wrestler?
Pues una así...
pero con luchadores en el contexto mexicano.
Relatos del lumpenaje.
Con Guillermo Del Toro me iba a aventar un comic: Plata, pero el proyecto se enfrió y la cosa quedó en el tintero. Alcancé a hacer un par de láminas y como el Memo no me escribía nada le hice un plot...
La historia se sitúa en el Centro Histórico, y como ahí hay dos edificios que se ma hacen interesantes, un Salón del SNTE al lado de la Plaza Santo Domingo, la misma plaza con todo y su Palacio de la Inquisición y el mismo SNTE, pues puse que el enemigo eran una secta de vampiros que quieren recuperar el culto a Huitzilopochtli. Adivinaron, la jefa del culto sería Elba Ester Gordillo que al beber sangre se convierte en un culo de escuincla. El encargado de desmadrar tal cosnpiración sería... Plata.
Quedaría de huevos que fuera El Santo, pero pues... tengo entendido que El Hijo del Santo es como los familiares de Pedro Infante: se ponen exhorbitantes a la hora de cobrar CopyRights, y también tengo entendido que así es como acabó enlatada Adiós, Adiós Ídolo Mío, de José Buil y para su segunda cinta se tuvo que conformar coninventar a El Ángel Dorado, para Leyenda de una Máscara.
Es lo malo cuando todo se quiere medir en varo y pierde uno piso.
Y ya que andamos cinéfilos. Les recomiendo el documental español
Tres Caídas
Formidable. Allí aparece Fray Tormenta, [1], [2], [3]que bien merece una muy buena biografía antes de que se muera. De su orfanato salieron Mísitco y El Sagrado.
Nunca fuí a las Luchas en la Arena Neza.
A veces me gustaría ir... pero me da hueva:
esas cosas ya las viví de chavo.
Pero llevaría a mis hijos, si los tuviera.
Por cierto, ya que mencioné niños:
El Cuadrilátero es una tortería que se haya en Luis Moya y su propietario es Super Astro. Se pone muy animado el día del niño, pies le caen los cuates de la CMLL con El Solar a tomarse fotos con el escuinclerío. Las tortas no son la gran chingadera, están bien, pero hasta ahí. La nota se la lleva la torta "Gladiador", que quien se coma una no la paga; pro de ahí en fuera... en realidad el encanto del sitio es que es un lugar de luchadores. Visítenlo el 30 de abril.
Y como nota cultural. Las luchas parece que son un fenómeno generalizado en América Latina. En Chile y parece que en todos los países andinos le llaman el Cachacascán, corrupción de 'Catch As You Can'. Como que fue una onda que estos protopromotores gringos que andaban de feria en feria con luchadores y boxeadores como atractivo de carpa. Sin embargo hay que reconocer aunque que el sincretismo adquirido en México es muy atractivo, sobre todo por la adopción y el culto a las máscaras, solamente superado en rareza por su variante boliviana.
¿Sabes cuántas horas pasan los miembros de un jurado viendo telenovelas? A ellos les gustan las historias simples, si les damos una historia complicada dejarán libre al tipo.
Dutch, The Shield.
Resúmen:
En enero del 2011, La Jornada abre el año con éste encabezado:
En el mismo mes un cantante de medio pelo -¿o será de media rasta?- es acusado de violación por una menor de edad.
El tema ha dado para resucitar el debate sobre el abuso sexual y esas cosas que tanto preocupan a la clase media gringa encerrada en su burbuja donde sólo viven los buenos que viven para protegerse de los malos, sin los matices de que el ser humano de cualquier edad, raza y credo es un hijito de la chingada, y que el reto es movernos hacia lo racional.
Yo pondría mejor mi enfasis en el sistema de justicia y los medios en México. Se actúa de manera rapidísima frente a lo que generará un buen rating. ¿Y el Gober Precioso y Kamel Nacif?... ¿y las muertas de Juárez y los feminicidios del EdoMex?, ¿y la violación de Ernestina Ascencio?, ¿y la violación con toletes de las detenidas de Atenco?
Yo ya no miraría tanto al caso Kalimba, que se archiva en el mismo anaquel del caso de Chela Lora, y de Gloria Trevi... por cierto de ésta última: ¿recuerdan que la investigación se encontró una libreta con una lista de cobros y servicios que involucraban a Televisa y la Cámara de Diputados cuando el hermano de Sergio Andrade era Diputado por el PRI pero que no se siguió esa línea y sí se le dió enfasis a las truculencias de los abortos y las declaraciones de Karina Yapor?
No, ¿verdad?
Nadie se acuerda.
Hoy todos están que si el chiquillo Kalimba hizo bien o mal... está bien, ya está enjaulado. Castigo hay: aquí no hubo impunidad.
Y aún le falta castigo: Cuando alguien entra a la cárcel acusado de violación es violado en masa por los demás reclusos (sin condón, por cierto, hasta riesgo de VIH hay).
De lo bueno que saco de éste "crimen y castigo" es el ejemplo para demostrar una vez más que no es recomendable andar cogiendo a lo pendejo con cualquier pendej@, y la oportunidad para enterarse del significado de la palabra estupro. Sin embargo, en los detalles del caso hay puntos turbios y quedan dudas:
¿Existe una red de prostitución que provee de menores de edad para fiestas particulares?
Dudo mucho que esa parte se investigue. Así, el linchamineto mediático del chaval es otro linchamiento más: compulsivo e irracional como todos los linchamientos, y la "defensa de la sexualidad" me parece más una compulsión de sexismo un tanto ramplón. También hay violaciones de hombres contra hombres y prostitución de menores varones y trata de niños para el comercio sexual y nadie se alarma al respecto, es más: nadie lo denuncia: es más difícil para un hombre admitirse públicamente como víctima de abuso sexual que para una mujer. ¿Alguien llamó a cuentas a Marcial Maciel? ¿Alguien puede garantizar que se acabó esa práctica abusiva dentro de la Iglesia?
La orientación que se le ha dado al caso Kalimba es la del mero linchamiento mediático, o la banalización, pero eso no es lo que mueve mi nota. Antes estos linchamientos y banalizaciones eran azuzados y protagonizados por los que ya todos sabemos: Televisa, la prensa escrita y radiofónica, y el estado que frecuentemente buscan distraer de alguna manera de otros temas. Pero esta vez me sorprende es que el linchamiento y banalización vienen de la dichosa "sociedad civil" vía las redes sociales. Mis amigos que no tienen ni Twitter ni Facebook me dirán: te lo dije. Sin embargo sigo creyendo que el fenómeno de las redes sociales aún da para más. Dejo este post en dichas redes para intentar modificar el punto de vista acerca del caso. Después de todo, y siempre lo he dicho: Al mundo virtual trasladamos lo que ya hemos construído en el mundo real: si somos un conglomerado de ignorantes formados por los medios y una educación pública cada vez más desmantelada, lo que llevaremos a la red será eso.
En fin.
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A propos... para una nueva perspectiva
sobre el feminismo y la sexualidad léanse a
Y así, sin más complicación se llamaron cuentos. Los de los diarios que aparecían dominicalmente se llamaban monitos, porque era la sección de monitos" del diario.
Leí cuentos de Supermán y del Hombre Araña además de la producción nacional. Después crecí, y sobre la marcha y ya adulto descubrí a otra pandilla de lectores, pero ellos leían comics.
Ah, aquellas necias y eternas discusiones... los que recelaban de lo gringo decían leer "historietas", y los que admiraban a los gringos no tenían empacho en llamar "comics" a todo aquello que les gustara y "cuentos" o "sensacionales" a todo lo que no. Básicamente se trataba de definir las cosas tomando como norma los gustos y aficiones personales. Nada más. La verdad es que no existía un criterio de clasificación mas o menos serio.
Hoy la discusión vuelve a ponerse vigente, pero entre los partidarios del "comic" y del "manga". Ahora son los antijaponeses contra los projaponeses, y se sigue sometiendo la clasificación al arbitrio del gusto personal. Esto sucede en todo: los que quieren distinguir la "literatura" de la "lectura chatarra", el cine "de arte" del "cine comercial", y la lista se puede extender: los grafiteros se empeñan en ser diferenciados de un tagger, y así...
No existe un nombre oficial para la historieta: en España se le llaman tebeos, en Italiafumetti, a las fotonovelas se les llama fotoromanzo, en Brasil cuadrinhos, en Francia BD (acrónimo de bande dessinée: tira dibujada), en Estados Unidos comics, en Japón manga, y vayan ustedes a saber cómo se le dice en la Conchinchina.
Resulta que hubo algunos estudiosos y lectores de historieta que se les hizo muy despectivo el término, igual el de cómic, y total, que queriendo dignficar al género se le buscaron nuevos términos. Uno de ellos es
La verdad creo que la búsqueda de un nombre digno es una de esas compulsiones politically correct. Lo único que puede dignificar al lenguaje es que haya relatos dignos.
Recuerdo que el término historietalo leí primero antes que escucharlo de persona alguna. Es un término que se coló por influencia de España, donde varios intelectuales lo adoptaron después de que Humberto Eco le diera relevancia al lenguaje narrativo gráfico analizándolo desde el punto de vista semiótico en su libro Apocalípticos e Integrados. Umberto Eco fue a la historieta mundial lo que Carlos Monsiváis a la historieta nacional, dada su bendición la narrativa gráfica sería aceptada en los círculos académicos. Sin embargo, para lograr tener su propia academia, todavía le falta.
Mi opinión personal es que la diferencia entre el tebeos,fumetti, cuadrinhos, bande dessinée, manga o lo que se les ocurra es meramente estilística. Y esta diferencia de estilo está sujeta a las características del mercado al que se dirigen.