27.10.06

Crónica de castas XVI

Todo México es territorio Telcel

Y todo Telcel es una sola empresa, que aunque cuente con varios accionistas, todos sabemos que pertenece a un solo hombre, igual que la panadería industrializada en México. Todos los paquetitos de Lara, Ricolino, Wonder, Marinela, Suandy, Tía Rosa aunque en apariencia sean producidas por empresas distintas, dice en las envolturas de sus productos estar elaborados por Bimbo. Son elaboradas incluso algunas marcas que no lo dicen: como las cajetas Coronado de la empresa La Corona, o los productos Barcel, y últimamente Bimbo compró El Globo y acciones de El Molino... ¿es ésto la libertad de mercado como pregonan los liberales de derecha?... no, es una monopolización del mercado. ¿Por qué no ponerle a todo Bimbo, y ya? Pues para que parezca que hay diversidad, para darle al consumidor la ilusión de que puede elegir y no busque alternativas fuera del monopolio. Para que parezca que se vive en un mercado libre, diverso y competitivo, cuando en verdad hay un cacicazgo férreo, aunque en el papel, nuestra constitución diga lo contrario. Se finge competencia, donde solo hay monopolio vil.

Lo mismo pasa en los medios de comunicación masiva, donde son muy pocas las manos que controlan todo. Los monopolios frenan la actividad económica y detienen el desarrollo tecnológico que exije y estimula la competencia, los mismos estados burgueses hacen leyes y vigilan que no se desarrollen estos monopolios para no frenar el desarrollo de otros burgueses. Las leyes de un estado burgués suelen evitar los monopolios, aunque actualmente tanto aquí como en el estado burgués por antonomasia, los Estados Unidos de Norteamérica, estas prácticas de igualdad de competencia se están yendo al trasto. ¿Será el estado mexicano un Estado moderno y burgués?
El gusto por el monopolio es común en quienes buscan poder y hegemonía, puede decirse que es hasta natural del ser humano, y en la Edad Media el que un Rey consintiera el monopolio sobre algo o alguien era necesario para que los monopolistas poderosos dieran su apoyo al rey, quien a su vez así mantenía el monopolio del poder en su reino. Esta forma de gobierno estaba bien para mantener a las casas reales, pero cuando los burgueses comenzaron a proliferar hubo que romper los monopolios para que el pastel alcanzara para todos. Esa fue una de las razones, entre muchas, por la que la burguesía inventa los Estados modernos, donde el gobierno con sus jueces, se dedican a construir las reglas del juego comercial y cuidar que estas reglas se cumplan. En el México colonial, la Nueva España, los cargos y negocios eran asignados y consentidos por el rey, y para que nadie respingara se les daba total derecho y protección para monopolizar su parte: Los españoles peninsulares tenían un monopolio sobre el gobierno y los españoles criollos eran relegados a puestos de poca monta donde no podían decidir nada, el negocio del pulque era monopolio de los indios, y así, sucesivamente hasta convertir toda la economía en una nube de pequeños monopolios, una infinidad de cacicazgos solapados en todos los estratos sociales. La asignación de monopolios eran la forma natural de gobierno en la España de los siglos XVI y XVII, y por lo tanto en la Nueva España. Un comportamiento un tanto medieval donde los "caballeros", nobles y clérigos cercanos al Rey las tenían todas consigo, y que se chinguen los demás, que al fin y al cabo aguantarán vara mientras se les toleren sus pequeños cacicazgos. Y si no las tenían todas, las inventaban.

¿Que acaso el "estado mexicano moderno" no se comporta igual por debajo del agua?
En México se finge modernidad donde solo hay estructuras nacidas de una permanente visión medieval.


En el manifiesto comunista, Marx dice:

La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes.

¡Tan dinámica e inquieta que es nuestra pinche sociedad, chingao! Me marea tanta agitación. En el libro La época barroca en el México colonial, Irving A. Leonard concluye:

El propósito de esta civilización [la colonial] fue la inmovilidad, tanto espiritual como intelectual, cultural, social, política y económica. En este orden estático la inspiración, la imaginación y la inventiva pudieron tener juego libre solamente en los términos accesorios, y no en los formales o escenciales de la vida y la realidad. A la vitalidad reprimida de un pueblo heterogéneo aunque muy creador le fue negada en consecuencia una vía fructífera de realización y se vió forzada a desgastarse en trivialidades dramáticas y en el exceso de ornamentación, herencia de la época barroca no extinguida enteramente.

¿Nuestra sociedad se parecerá más a la de la época burguesa que describe Marx o a la que describe Irving Leonard?...

Pues sí, mis queridos chiquitines.
Presten oídos a lo que digo.

Prometo que haré anotaciones más amables a mi exposición.
No todo es drama en nuestra sociedad neobarroca...

¡También hay melodrama!

Y ya que entre links mencionamos a Don Bill Gates,
les dejo sus 11 reglas de oro.

2 comments:

Anonymous said...

Saludos:
Es bastante graciosa la manera en como magistralmente le tiras caca a nuestra bonita sociedad mexicana ( ojo que no es sarcasmo), hasta cierto punto lo que escribes aqui es como un escape bien justificado de la situacion de nuestro entorno social, por lo que me hace pensar cada vez mas que el hoyo en el que estamos es solo un producto de nuestra estupidez, y no se si es por masoquismo, pero eso me hace disfrutar el pensar que pendejos somos y siendo pendejos nos va a llevar la chingada en este pais ( que tambien creo que lo tenemos bien merecido) , pero mientras eso pasa me siento a disfrutar de tus ensayos, que bien valen la pena para hallarle un poco de sentido a este caos.
Muchas gracias por eso.

Anonymous said...

Los guachipines siguen al tope de la piramide, nos corresponde a nosotros los consumidores invertirla, de la unica manera en que podemos hacerlo -votando con nuestros bolsillos, dejando de consumir sus productos y sobre todo no usando tarjetas de credito-