23.8.06

Crónica de castas XIII

Fanfarria para la Clase Media

La moderna sociedad burguesa y capitalista inventó algo que las sociedades comunistas no pudieron crear: la clase media. Esta ya existía de manera incipiente cuando Marx escribió El Capital, y le llamó pequeñoburguesía. Cuando Marx denomina así a esta clase, por muy científico y objetivo que pretende ser, no se le puede dejar de sentir un dejo francamente despectivo, casi podríamos asegurar que si Marx odiaba algo más que a la burguesía, era a la pequeñoburguesía. Más tarde, los teóricos de derecha, sobre todo los impulsores de los mercados internos, tratan de dirigirse a toda esta gente con un término menos despectivo y que no implique que si hay pequeñoburguesía es porque hay una granburguesía. En los países avanzados con regímenes democráticos, ésta pequeñoburguesía ya era una cuantiosa mayoría de la población, ya eran electorado y había que dirijirse a ella con algún término mas respetuoso: se quedó en Clase Media.

Los Estados Unidos del siglo XX son el ejemplo más sorprendente, creo yo, de la movilidad y adaptabilidad que esta Clase Media con pensamiento burgués puede llegar a tener. De la misma manera como abundan los ejemplos de pequeños empresarios que pierden todo y remontan o se adaptan a su nueva condición social, abundan los ejemplos de alumnos emanados de las Universidades públicas que ahora se cuentan entre los empresarios a más adinerados del orbe. Artistas, teóricos, políticos, científicos, si bien los grandes capitales no han dejado de tener la sartén por el mango, podemos decir que la clase media ha sido un motor de avance en el siglo XX. ¿Y cómo se ha logrado esto? Educando a la población, protegiéndola, incentivandola, pero antes que nada: inculcando un pensamiento burgués desde su arista más noble, basados en ideas de honestidad y trabajo.

Sin embargo, este híbrido de burguesía y proletariado que puede tener lo mejor de dos mundos, también tiene lo peor de dos mundos. Si observamos al noble, al cacique o al burgués y nos preguntamos cuál es el objetivo histórico de los de su clase, queda claro: ¡conquistar al mundo!, ejercer esa cosa que Nietzche llamó voluntad de dominio. En esa coincidencia se basa su capacidad organizadora y planificadora. La burguesía, la nobleza, los ricachones, los pirrurris, o como quieran llamarle, no son el capital, como muchos tienden a confundirlo: el capital es una de sus herramientas y con ellas buscan el control de todo cuanto esté a su alcance, si para asegurar su supervivencia es necesario olvidarse del capital y hacerse monjas carmelitas descalzas, lo hacen. Sus banderas son el pragmatismo y el avance.

Si observamos a las capas bajas de la sociedad, tal parece que no tienen muy claro un objetivo histórico, de hecho, mas bien parece que carecen de él. Se conforman con comer y reproducirse, cuando se sublevan lo hacen solo para saquear graneros, robar mujeres, hacer catársis, y cuando quedan satisfechos, se vuelven a calmar. Para que se muevan en una dirección de manera uniforme, para que sean una herramienta social, hay que crearles una razón social que unifique su comportamiento, que los haga marcar mas o menos el mismo paso: un dios, conciencia de clase, identidad nacional... o de plano, cuando esas cosas no bastan, hay que inculcarles miedo: ¡Osama Ben Amlo es un peligro para el mundo!, y cosas de esas. Todos los discursos unificadores, incluyendo el del miedo, emanan de arriba, no desde abajo. Echenle un ojo a todas las fiestas populares: todas ellas unifican a estos estratos sociales bajos, y todas tienen sus orígenes en rituales inventados por las clases dominantes en varios niveles y en varias etapas históricas. Las capas sociales bajas suelen tener necesidades muy inmediatas, sin objetivos suelen ser pachorrudas y dispersas, no son como las dominantes, tenaces buscadoras de trascendencia.

A la clase media se le suele ver con desprecio: los de arriba los señalan como potenciales invasores de clase. En México, el término "naco" se usa para señalar a un invasor de clase, para marcar a alguien que está ocupando un nicho que no le corresponde cuando debería estar más abajo: alguien que no se merece una vida de trabajo y confort burgués. El término "naco" es uno de los favoritos de la clase media mexicana invasora e invadida.

Los de abajo ven al clase media con admiración cuando sienten que pueden subir en el peldaño social, y con resentimiento cuando las cosas van mal. A falta de odiar a algún rico que nunca se les pondrá a tiro, odian al que se le parece más, o mejor dicho: odian al que se parece más a la idea de rico que los pobres tienen.

En la clase media tenemos toda esta gama de comportamientos, desde el clasemedia emprendedor, abierto, civilizador, humanista, hasta el apático, cerrado, conformista y egoísta. En algún momento, cuando este invento del siglo XX, esta pequeñoburguesía transformada en clasemedia se ha desarrollado lo suficiente, tal parece que comienza a disparar a sus miembros en las direcciones que sus inclinaciones individuales les van marcando: los de pensamiento muy jodido, de plano acaban jodidos, otros multiplican sus liderazgos a todas las áreas de la actividad humana, y otros, aunque aquí sí muy pocos y dependiendo de las circunstancias, de plano se integran a la alta burguesía, renovandola y actualizandola. Para bien o para mal, pero así es.

La clase media ha sido la gran renovadora de recursos humanos en las sociedades industriales y postindustriales del siglo XX.



1 comment:

Gastón Pedraza said...

Edgar Clement, por fin le encuentro. Un saludo donde quiera que te encuentres. Desde Toluca, México. Que buen texto.