8.8.08

Manifiesto cantinero.

Pues bien, mis queridos chiquitines, préstenme su atención.

Este pos estaba en un blog que iba a dedicar a mis queridas cantinas.
Pero como no le dí tampoco continuidad lo regreso a éste "cajón de sastre".


***

No me gustan los antros, no los entiendo, me cae.
¿A qué chingaos va la gente ahí?

¿A pláticar?
La música es tan alta que no se puede. Es necesario desgañitarse, y si a eso le agregamos el cigarro, al final solo queda una afonía de la chingada.

¿A bailar?
No hay pista. Y seamos honestos, la gente que va a un antro es porque no sabe bailar. No, no es que no les guste: NO SABE. Y es que cuando suena una rola movida comienzan a hacer cada pinche desfiguro, a hacer cuernitos con las manos, a tocar guitarras imaginarias y a gritar las rolas en un inglés que va del más malo al más engolado, lo que demuestra que a la raza antrera también le gusta mover el esqueleto al compás de una rola como todo mortal, nomás que no sabe cómo.

¿A lucirse?
La luz es tan mala que a veces no distingues ni con quién chingaos hablas. En un cabaret o un table, lo entiendo, las putas pueden ser tan feas que más vale que entre el alcohol y la penumbra dejes las cosas a la imaginación. Pero en un antro solo sirve para que andes tirando vasos a codazos.

¿A ligar?
Puede ser, pero no hay mucho margen de movimiento para un ruco regordete, pelón y pandroso. Por la manera de vestirse, creo que la gente que va a un antro rinde, ante todo, el culto a la belleza de moda. I'm sorry, no soy target de antro.

El antro, en todo caso, es un entorno que no logro descifrar.
En cambio la cantina es clara en su cometido:

Es para ponerse pedos

Unos un poco pedos, otros muy pedos, pero todos pedos. Es para ponerse a cotorrear en la barra, sentarse a la mesa solo o con los cuates y platicar, ver el futbol, jugar dominó o cubilete; nunca he visto a nadie jugando cartas, y no sé por qué, no sé si está prohibido, no hay tradición o simplemente a nadie se le ocurre. La cantina es para la chorcha, alburear con los meseros o el cantinero en caso de que sepan y se presten (sin albur), es para pelearse, ¿por qué no? quien no se haya peleado en una cantina es como el que fue a Canadá y no vió la nieve, y en el caso de que la comida del lugar esté rica, pues degustar la botana. Las cantinas tienen fama de contar con buenos cocineros. La botana es una tradición que solo he visto en México y que pienso no se debe abandonar.

Nunca me he seducido a nadie en una cantina, de hecho nunca he romanceado al calor del alcohol cantinero... quizá algun día encuentre una mujer con quien compartir los aires bohemios de las cantinas cochambrosas, que generalmente no les agrada, aunque en varias cantinas se puede ver a los ñores con sus amantes, las secres, y demás fauna femenina en relaciones clandestinas o semiclandestinas, pero solo en las cantinas de corte familiar se suele ver a parejas, generalmente en sábados y domingos, las parejas de los viernes suelen ser de amantes. Recientemente se ven cada día más mujeres en la cantina, cosa que agradezco infinitamente y espero que algún día logremos el relax entre géneros que hay, por ejemplo, en los bares europeos. En mis correrías cantineras mas bien me he hecho animal solitario, esporádicamente acompañado solo por algún amigo de mis más cercanos, si acaso.

Conozco antros gay, pero no cantinas gay. La cantina es un entorno tradicional, conservador, pero sobre todo, pertenece a una forma de vida que tuvo su etapa más vigorosa en la época del nacionalismo burgués mexicano, por ello es un entorno envejecido. Forma parte de un México que al parecer ya va desapareciendo y yo, como buen sobreviviente, no espero seguir sobreviviendo, así que no me da el menor empacho en dejarme llevar por su tufo decadente. De hecho, ese tufo me gusta.

Lo amo.


***

Y desde luego dejaría de ser yo si no recomiendo un puto libro. Para mí leer en las cantinas es lo mas chido. La botana, la cuba, el barullo alrededor haciendo una especie de "campana del silencio", la libreta de notas, y desde luego: un buen libro. En las cantinas me chuté todo José Revueltas, a Rulfo, a Usigli... ¡puta madre! Puro nacional... no, miento, también me aventé a Chejov y a Dostoievski, algo de Shakespeare, unas ediciones de Porrúa que me encontré en los libros viejos del tianguis de San Juan en Neza. Nunca compren en Donceles a menos que sea necesario, ahí sí saben lo que vale un libro y se la dejan a uno caer.

Y bien... el libro recomendado, que curiosamente me leí entre el metro y un par de cantinas es:


Lugares de gozo, retozo, ahogo y desahogo en la Ciudad de México.
Cantinas, pulquerías, hoteles de rato, sitios de prostitución y cárceles.


Y pues bien, este librito es en buena medida la inspiración de los posts con el tag de cantinero nacional.
El autor, es desde luego, el Maestro Armando Jiménez, autor del clásico Picardía Mexicana.





7 comments:

Anonymous said...

he probado la comida de cantina, desde afuerita, cuando era pequeña, muy buena... y solo he entrado una vez a una, se llama el luchador, aqui en queretaro. no me gusto la musica, ji, pero yo soy medio mamila para eso. tampoco soy de antros, para mi lo mejor es una reunion con los amigos en la casa de quien se deje, bebiendo, casi siempre cerveza y escuchando buena musica, o sea la que si me gusta, jajaja. saludos.

Anonymous said...

jajajaj yo soy de las que literalmente fue a canada y no vio la nieve!.
A mi también me da gusto que haya mas mujeres en las cantinas aunque nunca sera el "lugar ideal" para nosotras, básicamente porque no solemos excedernos en el alcohol. Creo que para las mujeres el antrear si es para lucirse. Y lucisrse en una cantina llena de hombres casados y pedos pues como que no .
Yo ya deje el antro hace mucho tiempo. Soy un animal antisocial que solo le gusta la comida en restaurantes agradables!

Vidita said...

Ja! pues a ver cuando nos ponemos hasta el gorro Edgar, invitamos a la So y al B. a ver cuanto aguantamos los cuatro :P

Bueno primero vamos a comer en un "agradable restaurante" como bien dice So y luego a ver a donde paramos. Ojala no eche en saco roto la invitación

OTHON rr said...

Es lo que pasa cuando uno se vuelve RUCO, Oh my god! Simón, las nuevas generaciones vienen a cambiar la escena de todo y cuando digo todo es TODO (cantinas, antros, pulquerias) Para mi un antro juvenil digamos, era Rockotitlán o el LUCC y despues el Alicia. Lo demás era para RUCOS ¿Has ido al Alicia ultimamente? Puro morro veinteañero, y no aguanté el ruido, me dio una cruda, MEGA. Damn, Como dijera Ghost dog: "Se dice que lo que uno llama "el espíritu de una era" es algo que no se puede devolver. Que este espíritu gradualmente se disipa, debido a que el mundo está llegando a su final. Por esta razón, aunque uno quisiera cambiar el mundo y volver al espíritu de hace cien años o más, no se puede. Así, es importante que cada generación de lo mejor de sí" Yo ando en los treintas y ya no me hallo.

Susan said...

Qué chido post, qué chido post!!!!!

Julio César said...

Quede encantado con tu manifiesto, casi nadie entiende las cantinas,mucho menos ahora que estan en peligro de extincion muchas de ellas cerradas como el Nivel o la Valenciana verdaderos iconos de las cantinas en este pais, yo prefiero mil veces una buena platica y un buen trago.

Saludos y te recomiendo ir al Tio Pepe en Dolores e Independencia en la mera esquina del Barrio chino, bueno de la calle de restaurantes chinos.

Julio Cèsar Baltazar Cárdenas.

Anonymous said...

SINTOMA DE DECANDENCIA:

ACEPTAR TU MALA SUERTE

SINTOMA DE UN ALCOHOLISMO CINICO Y DESAGRADBLE:

AMAR LAS CANTINAS